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Amarse uno mismo.
Para crecer espiritualmente es imprescindible amarse a uno mismo, de
otra forma no es posible un cambio sustancial y real que nos permita
acceder a energías de alta calidad (nivel vibratorio elevado), y
mucho menos, por supuesto, cambiar, depurar o limpiar energías que
hayamos adquirido, de baja calidad, producto de experiencias
traumáticas.
El proceso de crecimiento espiritual lleva aparejado gran cantidad
de cambios en la forma de hacer a que estamos acostumbrados en
nuestra vida diaria, no hay una forma especifica que todo el mundo
tenga que seguir como patrón o modelo y ser todos iguales como
robots, pero si disponemos de orientaciones que nos van a permitir
discernir en cada momento si lo que estamos haciendo nos ayuda o si
no lo hace.
En principio debemos limpiarnos de energías de baja calidad (bajo
nivel vibratorio), todo nuestro sistema energético debe quedar
limpio de energías como la ira, el dolor, el miedo, la venganza, y
esto se consigue simplemente dejando de enfocarnos en ellas,
mediante la observación y selección consciente de nuestros
pensamientos, emociones, situaciones, formas de vida, de
alimentación, ejercicios, etc., y enfocándonos en todo momento en
hacer presentes en nuestra vida energías como el amor, el cariño, el
afecto, y esto lo debemos hacer en primer lugar con nosotros mismos,
ya que no podemos dar lo que no tenemos, y es un principio básico
tener para poder dar, con el amor ocurre lo mismo que con el dinero,
y si un Banco no dispusiera de los depósitos de los ahorradores, de
sus accionistas, etc., no tendría dinero para poder dar créditos.
Amarse a uno mismo en esencia es bastante sencillo, requiere: Cuidar
nuestro cuerpo físico; Cuidar nuestras emociones, Cuidar nuestros
pensamientos.
Respecto de nuestro cuerpo físico es bastante
evidente que para que funcione perfectamente necesita: Cierto nivel
de higiene interna y externa que nos permita que no se produzcan
enfermedades; Practicar suficiente ejercicio para que se mantenga
fuerte; Alimentarlo correctamente para que no existan carencias o
excesos que impidan su buen funcionamiento; Evitar los tóxicos que
lo deterioran, generan enfermedades y lo desequilibran.
El objetivo es conseguir un cuerpo sano, limpio interna y
externamente, fuerte, en el que todo se realice con la máxima
eficiencia de funcionamiento.
Respecto de las emociones en general no es
demasiado conocido que la ira, el dolor, el miedo, etc., generan
enfermedad, pero la acumulación de este tipo de energías llagadas a
cierto nivel de carga energética producen la somatización de las
mismas en el cuerpo físico generando bloqueos que impiden su buen
funcionamiento, es decir cuando nos centramos en este tipo de
emociones estamos introduciendo tóxicos en nuestro cuerpo, y por
tanto nos estamos maltratando.
Trabajar para limpiar la ira, el dolor, el miedo, y otras
emociones en la misma línea, nos va a reportar beneficios
extraordinariamente notables, mejorando sustancialmente nuestra
calidad de vida, y nuestra experiencia vivencial diaria.
Aplicarnos Reiki en todo nuestro cuerpo va a hacer posible
que esas energías de baja calidad sean sustituidas por otras de alta
calidad, desbloqueando y regenerando amplias zonas de nuestro
cuerpo, evidentemente cuanto más utilizas Reiki mejor, no obstante
el uso de Reiki debe ser progresivo para evitar procesos depurativos
excesivamente intensos.
Respecto de los pensamientos podemos decir que son
precursores de emociones y ciertos pensamientos atraen programas
emocionales adquiridos en épocas anteriores de nuestra vida,
haciendo que se repitan, como ocurre con un disco rallado.
La forma de trabajar con los pensamientos es sencilla, a lo que
prestas atención le facilitas energía para que se mantenga presente,
a lo que no le prestas atención simplemente desaparece por falta de
energía para funcionar.
Cuando reaccionas en contra de algo, lo haces más presente ya que lo
nutres tu mismo con gran cantidad de energía, cuando no reaccionas
en contra de ese algo su vida es efímera, no obstante esto no quiere
decir que no hagas frente a situaciones de tu vida en las que se
abusa o se pretende abusar de ti y se te perjudica, pero tampoco
que te pases la vida recordando ese suceso doloroso e implicándote
en la sensación de dolor.
En cualquier caso, todo el conjunto de factores explicados
anteriormente deben ser trabajados para conseguir llevar una vida
armoniosa, amorosa, con uno mismo, lo que implica revisar todo a
base de tomar consciencia de lo que pensamos, sentimos y hacemos a
cada instante para depurar todos esos procesos internos de
funcionamiento que hemos ido adquiriendo durante nuestra vida,
sustituyéndolos por otros basados en el cariño y en el amor.
Quien se ama a si mismo no solo toma medidas para no
perjudicarse, las toma para estar bien de forma activa y decisiva.
La razón de todo este tipo de prácticas es poder conseguir que todo
nuestro ser, todos nuestros cuerpos, físico, emocional, mental,
espiritual, formen una unidad de funcionamiento energético que no se
rompa en ninguna circunstancia, funcione con la máxima eficiencia,
lo que nos va a permitir logros fuera de la lógica conocida en
nuestra sociedad actual.
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