La Tierra.

 

El planeta al igual que nosotros mismos es un ser vivo colectivo, nosotros estamos compuestos de millones de células, el planeta de millones de seres vivos y del soporte que los contiene.

Al igual que cualquier ser vivo, nuestro planeta tiene cambios, necesita reajustarse, y lo hace de muchas y muy diversas formas, unas muy suaves, progresivas y continuas, en general imperceptibles para sus habitantes y otras más drásticas y espectaculares, que algunas veces tienen consecuencias muy duras en los seres que habitan la zona afectada.

Si lo comparamos con una persona no parece que sea muy diferente, simplemente cambia la magnitud, a lo largo de nuestra vida hay situaciones que son habituales y conocidas por todos, los accidentes, las heridas, las enfermedades, a nivel personal son pequeñas o grandes catástrofes físicas en nuestro organismo, que producen efectos importantes en nuestras células afectadas.

Desde el punto de vista espiritual nuestro cuerpo es un instrumento de expresión y de experimentación de nosotros mismos, que deberíamos amar, cuidar, y que nos va a facilitar una experiencia que nos va a permitir crecer en la dirección que nosotros mismos decidamos.

Hace algún tiempo me comentaron que se realizó por un colectivo importante de personas, creo que unas 2000, un experimento de meditación durante una semana en una ciudad americana, meditar produce energía de paz y armonía, según experimentos anteriores de menor dimensión el efecto posible era que la delincuencia en esa ciudad disminuyera un 25%, tras medirse el efecto posterior se comprobó que efectivamente la delincuencia había bajado en un porcentaje muy similar al previsto.

Cuando meditamos modificamos la frecuencia energética a la que funciona nuestro ser, nuestro organismo, y emitimos energía a esa frecuencia determinada a nuestro alrededor, con lo que modificamos nuestro entorno mejorándolo, podemos así suavizar los cambios en nosotros mismos, en nuestro entorno, en el planeta.

Si piensas que las catástrofes no se pueden evitar estás en un error, tu puedes contribuir con tu esfuerzo a que no se produzcan, y este no es un esfuerzo que requiera apoyo económico, es un esfuerzo que requiere que hagas las cosas con cariño, con afecto, con amor, y eso es imprescindible que lo hagas empezando por ti mismo/a, cuando cambias la frecuencia energética a la que tu funcionas empiezas a cambiar tu entorno y tu realidad, tanto física, como emocional, como espiritual, y eso también afecta al planeta en su conjunto creando paz, armonía, bienestar, y los cambios son mas suaves, por lo que las catástrofes van desapareciendo paulatinamente cuando se acaba la energía que las da soporte.

Cuando una parte importante de todo el colectivo humano se de cuenta de su capacidad potencial y se ponga a trabajar para  desarrollar este potencial y convertirlo en su realidad  energética, los cambios que actualmente generan problemas serán percibidos con tiempo suficiente, y se podrán tomar las medidas adecuadas, para resolverlos, o paliarlos en gran medida,  con mínimos inconvenientes.

El libre albedrío es una realidad a nivel personal y a nivel colectivo, puedes utilizarlo para estar mejor a nivel personal, o no hacerlo, puede utilizarlo el colectivo para estar mejor colectivamente o no hacerlo.

En algún momento posiblemente el colectivo humano, como colectivo decida que su objetivo es crecer espiritualmente, y para ello tendrá que cuidar a todos los seres que componen ese colectivo, de forma individual, para que todos tengan acceso a lo básico (trabajo, alimentación, vivienda, sanidad, cultura, etc), para poder conseguir que todos puedan obviar las dificultades y centrarse en su crecimiento personal y espiritual, y todo ello cuidando de forma exquisita todo nuestro planeta.

Lo anterior no prejuzga que se tenga que organizar algo de una forma determinada, y será todo el colectivo humano o pequeñas partes del mismo quienes creen núcleos con diferentes organizaciones económicas y sociales que dentro de la diversidad conformen diferentes alternativas viables de conseguir esa realidad.

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