Protecciones.

Todos hemos oído hablar de métodos de protección y defensa energética, velas, cuarzos, mantras, etc.

Pero la utilidad real de todos estos métodos es un tema poco conocido.

En primer lugar para poder entender este concepto hay que saber cual es el objetivo teórico que presumiblemente tiene una persona que utiliza estas técnicas, y generalmente, aunque no siempre, es crecer espiritualmente, y por supuesto es preciso entender que efecto tiene en nosotros mismos el hecho de crecer espiritualmente.

Crecer espiritualmente implica estar en una posición permanente de amor en uno mismo, hacia uno mismo, hacia los demás y con todo,  creo que con esto prácticamente todos podemos estar de acuerdo, o por lo menos la gran mayoría, aunque una cuestión es el objetivo y otra lo que cada uno conseguimos hacer en ese sentido.

Para el objeto de esta explicación ahora sería preciso entender que diferencia existe entre quien presumiblemente ha conseguido llegar a esa posición de amor, aunque sea puntualmente (todos lo conseguimos en ocasiones), y quien aún no lo ha conseguido, para ello tendríamos que hablar de las diferencias de frecuencia energética que existen entre ambas posiciones.

Ya he comentado alguna vez que los pensamientos, los sentimientos, las emociones tienen cada uno una frecuencia energética peculiar que los diferencia, y existen diferencias sustanciales entre quien está en una posición de amor, de forma habitual, y quien no lo está, ya que esto se refleja en la frecuencia de la energía en la que funcionamos.

Así una persona que está en una posición interna de amor notable va a tener una frecuencia energética muy elevada, armoniosa, equilibrada, su cuerpo generalmente va a tender a tener un funcionamiento muy bueno, quienes se mantienen en esta posición de amor desarrollan capacidades notables de todo tipo, psíquicas, de sanación, etc. Hay notables ejemplos muy conocidos al respecto.

Una persona que de forma sistemática está en una posición interna de miedo, enfado, queja, ira, etc., va a tener una frecuencia energética baja, y va a bloquear y dañar todo o parte de su sistema energético, y finalmente su cuerpo físico generando enfermedad.

Entre estas dos posiciones comentadas hay un camino que recorrer, y las comúnmente denominadas protecciones energéticas son herramientas que nos van a ayudar a recorrer ese camino facilitándonos la creación de un medio ambiente propicio para nuestro crecimiento y desarrollo personal, estas herramientas no realizan nuestro trabajo, normalmente simplemente generan un campo de energía que facilita nuestro crecimiento y nos ahorran trabajos y esfuerzos. Si estuviéramos hablando de jardinería, estaríamos hablando de la diferencia entre cultivar al aire libre con todas las inclemencias del tiempo, o en un invernadero, es decir en un lugar protegido y con un entorno más favorable.

Las velas son herramientas que funcionan generando un campo de energía.

Los cuarzos también generan un campo de energía en su entorno, y se pueden utilizar también para enfocar la energía en algo específico.

Los mantras cambian la posición interna de la persona que los recita, mediante el proceso de identificación con la frecuencia de energía en la que están.

Reiki actúa como protección y como método de crecimiento personal, potenciando el campo de energía interno y externo, en la persona que lo utiliza, a una frecuencia muy alta, potencia nuestra sensibilidad, lo que nos permite darnos cuenta más rápidamente de lo que no va bien, además de limpiar aquellas frecuencias energéticas malsanas ya sean propias o importadas de otros, permitiéndonos crecer en función de la intensidad con que lo utilicemos.

Cuando se fortalece suficientemente nuestra energía en una posición de amor, nuestro sistema energético se hace más grande y regula nuestro entorno por si mismo, con lo que las protecciones energéticas dejan de ser importantes. Sería algo similar a plantar una semilla de un árbol en un invernadero y dejar el citado árbol con 30 metros de altura en el invernadero que germinó, simplemente se sale de él debido a su tamaño.